Mitos sobre el VIH en los que debemos dejar de creer

Desde que se diagnosticó por primera vez, más de 70 millones de personas se han infectado con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Desde entonces, diversos científicos, médicos e investigadores han realizado avances en cuanto al tratamiento y control del virus.

Respecto a la educación que se nos sobre el tema, los avances en nuestra sociedad no han sido muchos, por lo que existen numerosos tabús que lo único que han generado es discriminar y marginar a las personas infectadas.

A pesar de que se han logrado romper con muchos de los mitos, como por ejemplo, la idea de que solo los homosexuales adquirían la enfermedad, hay algunos que todavía siguen vigentes en nuestra sociedad como aquel que señala que VIH es sinónimo de promiscuidad.

A continuación, te contamos de los mitos más comunes, que deberíamos dejar de creer para así poder mostrar una mejor apertura respecto al tema.

10 mitos comunes en torno al VIH:

Mito: Tener VIH es lo mismo que tener SIDA.

Realidad: El VIH, ataca y destruye ciertas células en el cuerpo que ayudan a defenderse de infecciones y enfermedades, es decir, el sistema inmune. Por su parte, SIDA  es cuando el sistema inmunológico de una persona es severamente debilitado.

Sin tratamiento adecuado, la mayoría de los casos de infección por VIH en efecto se convertirán en SIDA, sin embargo, actualmente existen tratamientos que retardan a la progresión de VIH a SIDA.

Mito: El VIH es curable.

Realidad: Al igual que cualquier otro virus, el VIH permanece de por vida en el cuerpo. Hasta el momento no se ha podido encontrar una cura, aunque gracias al desarrollo de ciertos medicamentos, el VIH puede ser controlado y la progresión de la enfermedad puede ser más lenta, disminuyendo la tasa de mortalidad.

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Mito: Las embarazadas infectadas siempre contagiarán a sus bebés.

Realidad: Una madre infectada puede transmitirle el VIH a su bebé durante el parto o la lactancia, sin embargo, estas posibilidades se reducen con el tratamiento y la medicación adecuados.

Recibir el tratamiento temprano en el embarazo y evitar la lactancia, reduce el riesgo hasta un 2 %.

Mito: El VIH se transmite por contacto casual.

Realidad: el virus no puede sobrevivir fuera del cuerpo durante mucho tiempo. Además, no todos los fluidos corporales son portadores del virus, incluyendo las lágrimas, el sudor y la saliva.

Tiene que haber contacto con la sangre o fluidos tales como semen o lubricación para que el contagio pueda darse.

Mito: La picadura de mosquitos u otros insectos pueden transmitir el VIH.

Realidad: No puedes contraer VIH si un mosquito u otro insecto te pica, ya que el virus muere al momento salir del organismo humano y la única forma en que puede sobrevivir es dentro nuestro cuerpo, por lo que los insectos no cuentan como mecanismos de transmisión.

Mito: Se puede detectar el VIH por ciertos síntomas.

Realidad: El VIH no siempre provoca síntomas. Puede tomar hasta 10 años en aparecer algún síntoma. La única manera de saber si estás infectado es haciéndose la prueba de ELISA.

Mito: No es necesario consumir medicamentos.

Realidad: El VIH puede debilitar gravemente el sistema inmunológico y todas las personas infectadas deben obtener atención médica de expertos lo más pronto posible después del diagnóstico.

Comenzar el tratamiento temprano puede ayudar a frenar la destrucción del sistema inmunológico y puede retrasar el desarrollo del SIDA.

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Mito: El sexo oral es una práctica de alto riesgo.

Realidad: Gran parte de los casos de transmisión sexual del VIH se producen por relaciones sin condón, ya sea por vía vaginal o anal.

Hasta el momento no se ha registrado algún caso de transmisión de este virus por sexo oral, aunque las heridas en genitales y en la boca, aumentan el riesgo de infección de varias enfermedades de transmisión sexual.

Mito: El sexo es seguro si dos personas tienen VIH.

Realidad: Se ha comprobado que hay diferentes cepas del VIH y puede ser posible adquirir una segunda infección, algunas de ellas son resistentes a los fármacos y podrían no responder bien al tratamiento previamente prescrito.

Mito: Si tuviste una práctica de riesgo, ya no puedes hacer nada.

El procedimiento tras una posible infección consiste en aplicar un tratamiento postexposición antirretroviral que inhibe la replicación del virus antes de que éste entre al sistema linfático, con lo cual se evita la infección.

Su duración es de 28 días y debe tomarse preferentemente antes de las 72 horas.

A pesar de esto, es importante siempre protegerse al momento de tener relaciones sexuales, ya sea casuales o con nuestra pareja. El uso del condón, es la opción más segura para evitar una posible infección.

Si tuviste una práctica de riesgo, no dudes en acudir a un especialista para conocer tus opciones y evitar un posible contagio.