En muchas ocasiones escuchamos historias de personas que han sido traicionadas por sus parejas en una o más ocasiones –por no decir que ha sido nuestro caso-, por consiguiente, muchas veces nos preguntamos ¿cuál es el motivo por el cual se da la infidelidad? y más si la vemos en relaciones que consideramos “estables” y “duraderas”.
Desde el origen de las civilizaciones, se ha establecido que la relación monógama es la única socialmente aceptada –por supuesto, hay sus excepciones- y por consiguiente, nos comprometemos a ofrecer nuestra lealtad, fidelidad y amor únicamente a una persona.
Lo que realmente es sorprendente para muchos, es saber que los seres humanos por naturaleza no somos monógamos. Sin embargo, son las mismas normas sociales las que establecen que debemos mantener una relación monógama.
Con esto, no estamos diciendo que todas las personas sean infieles, todo depende igual de la educación, valores y creencias que nos inculcaron desde muy temprana edad.
La mayoría de las ocasiones, cuando entramos en una relación ponemos reglas, que casi siempre son establecidas por nuestra religión, cultura, creencias, valores… Pero lo que realmente debemos hacer es plantear acuerdos que nos permitan vivir una relación sana, en la que la monogamia sea precisamente un ejercicio y no una imposición.
Esto hará que cada uno se sienta dueño y parte de la relación, por lo que será menos probable sentirse obligado a algo puntual. Aunque si ya hubo infidelidad, no quiere decir que la relación esté terminada. Hay muchas formas de sobrepasar un momento como ese, volver a los acuerdos y poder seguir adelante más fuertes que nunca; todo esto es cuestión de dialogar y tomar decisiones respecto a nuestras ideologías.
