A principios de abril, la atención mediática se centró en la campaña publicitaria de dos firmas de lencería: por una parte, Victoria’s Secret recurría a sus modelos habituales (delgadas y “perfectas”), mientras que Lane Bryant presentaba modelos de talla grande luciendo las prendas de la firma bajo el lema “I’m no angel” (No soy un ángel).
Te preguntarás “¿Y eso qué tiene de polémico?” varias cadenas de televisión estadounidense se rehusaron a pasar la campaña de Lane Bryant asegurando que el contenido de ésta era elevadamente sexual para sus espectadores, mientras que la de Victoria’s Secret fue recibida con los brazos abiertos por las televisoras americanas.
No obstante, la campaña de Lane Bryant cumplió con su objetivo de viralidad al ser visto por millones de personas en internet y debido a que esta apelaba por las “mujeres reales”, se ganó una legión enorme de seguidoras alrededor del mundo.
Ahí fue que salió a la luz la siguiente cuestión, ¿quién es la mujer real? Dándole un completo apoyo a las mujeres de tallas “reales” es decir tallas grandes y utilizando frases como: “ya podemos acabar con el auto-odio, nosotras también somos reales”, mensaje que certificaba la ampliación de los injustos y estrictos cánones de belleza que la industria de la moda nos ha vendido.
En 2004, Dove y la Universidad de Harvard realizaron un estudio que señalaba que sólo el 2% de las mujeres se definían como guapas. A partir de ese momento, lanzaron la campaña StopGap con el fin de cerrar la brecha de 98% de mujeres que no se describen como guapas y hacer que todas aprecien la belleza que hay en ellas. Desde entonces, sus campañas buscan reforzar la autoestima femenina con mensajes virales llenos de empoderamiento femenino.
CAMBIOS A FAVOR
Una gran cantidad de firmas han disminuido las restricciones sobre los ideales de belleza y lo habitual ahora es lanzar campañas libres de photoshop sobre sus modelos y con diferentes tipos de mujeres. Celebrar que no solo las modelos de Victoria’s Secret son el prototipo ideal, es un avance al que a las mujeres nos ha costado mucho esfuerzo llegar pero lo hemos conseguido. Sin embargo, el problema está cuando el término “mujer real” se reduce a otro determinado tipo de físico.
¿Estamos tan acomplejadas, somos tan inseguras, que las marcas tienen que decirnos lo hermosas que somos? Y he ahí la respuesta a nuestra pregunta, ¿quién es la mujer real? La mujer real somos todas, desde las modelos de Victoria’s Secret hasta tú y yo.
Una conclusión clara a la que no hace falta darle demasiadas vueltas. No todos los cuerpos femeninos tienen curvas acentuadas o tendencia a engordar, ni mucho menos altos y delgados. No se puede excluir a ningún tipo de mujer solo porque hasta ahora hayan sido el modelo ideal de belleza ya que, de hacer esto, olvidamos que el objetivo es la inclusión y la aceptación de quienes somos tal y como somos.
