¿Cómo lograr que los ataques de ansiedad no influya en tu dieta?

Existe un síndrome donde empleamos la comida para complacer necesidades psicológicas o compensar nuestra insatisfacción, a éste se le denomina el “síndrome de hambre emocional”.

Por supuesto, no se trata de un desorden alimenticio como la anorexia y la bulimia, sino un comportamiento de ansiedad que ha afectado al 70% de la población y es lo que hace que no consigas mantener una dieta.

¿Cómo nos afecta?

El “síndrome de hambre emocional”, nos afecta por no saber manejar situaciones negativas, de estrés, y por supuesto, de ansiedad.

Como consecuencia recurrimos a comer para sentirnos mejor, sin embargo, después de eso no nos sentimos satisfechas, ya que el hambre se produce en nuestra mente, no en nuestro estómago, pero lamentablemente, sí afecta nuestro peso y emociones.

¿Cómo afecta nuestra elección?

Pese a no haber evidencia, algunos expertos opinan que es posible que cada antojo esté relacionado con algún sentimiento.

Por ejemplo, cuando quieres un alimento dulce es porque experimentas falta de cariño; comer helado o yogur es por falta de comodidad; la comida salada es cuando sientes soledad, y la picante es porque necesitas más intensidad y emoción en tu vida.

Por otra parte, algunos mantienen la postura que elegir un alimento u otro cuando te sientes mal no depende tanto del sentimiento en sí, sino de tu persona.

Por ejemplo, los alimentos crujientes tienden a calmar a personas ansiosas o los que se derriten en la boca pueden tener efectos reconfortantes cuando una persona está triste.

Aprende a diferenciar

Para lograr que estos ataques de ansiedad no influyan, es importante diferenciar entre el hambre fisiológica del hambre emocional. Una vez que lo hayas hecho, puedes aplicar estos consejos para evitar estos antojos:

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1. Pregúntate: ¿Por qué quiero comer eso? ¿Cómo me siento? ¿Me hace falta algo en mi vida?

2. Cambia de actividad y distráete: lee un libro, platica con alguien, escucha música o ejercítate.

3. Respira profundamente o medita: esto para reducir el estrés y conectarte mejor con tu cuerpo.

4. Si no te puedes controlar, sustituye el antojo por un alimento saludable y de ser necesario, evita adquirir alimentos poco nutritivos al momento de hacer la despensa.

5. Lleva un registro de cada comida y los sentimientos que te acompañaban en ese momento, así identificarás las emociones o situaciones que te hacen comer de esta manera.

Aprender a controlar los ataques de ansiedad puede llevar su tiempo, ya que si la comida ha cubierto durante años tus “necesidades”, tendremos que encontrar nuevas alternativas para satisfacerlas.

Lo ideal es recurrir a un profesional en caso de sufrir dificultades al momento de luchar contra este hábito.