¿Podemos enseñar a nuestros hijos a tolerar la frustración?

Tolerar la frustración tiene que ver con la sensación de impotencia, tristeza y rabia que tenemos al no conseguir lo que deseamos. Por esto mismo, es considerada como un sentimiento negativo.

Los niños tienden a mostrar actitudes egoístas debido a esta sensación de frustración. Por eso, es importante educarlos desde temprana edad para quitarles dichas actitudes. Esto con el fin de ayudarlos con la madurez intelectual y cognitiva.

Edades complicadas

Entre los tres y los seis años, nuestros hijos llegan a considerarse el centro del universo. Esto sucede porque aún no definen el sentimiento de empatía o la capacidad de ver las cosas desde otra perspectiva, como sucede a partir de los 10 años.

Saber esto nos permite a los adultos enseñar a los niños a desarrollar la empatía y a tolerar la frustración. Pero es necesario conocer algunas de las conductas que adquieren los niños.

Agresividad, reaccionar con berrinches, falta de perseverancia, impaciencia, impulsividad, búsqueda de gratificación inmediata, poca flexibilidad, exigencia, intolerancia al fracaso, ansiedad e inseguridad. Son algunas de las actitudes que los niños adquieren al no saber tolerar la frustración.

Hay quienes están más predispuestos y hay quienes son más resistentes. Estas habilidades, como todas necesitan ayuda de un adulto para desarrollarse.

Consecuencias de no saber tolerar la frustración

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El no poder tolerar la frustración tiene, como principal consecuencia que seamos adultos emocionalmente discapacitados. No preparar a nuestros hijos no solo los debilita, sino que también los deja sin recursos de afrontamiento.

Como padres, tenemos la obligación de dar el acompañamiento cuando nuestros hijos enfrentan la frustración. Lo mejor que podemos hacer es, validar la emoción y ayudar a generar soluciones ante estas situaciones.

No se trata de solucionarles la vida, sino de ayudar a nuestros hijos a ser capaces de solucionar sus propios problemas y lidiar con sus emociones.

Debemos enseñarles a desarrollar aptitudes como la paciencia, aceptación, solución de problemas y la creatividad.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos?

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Dejar que haga lo que pueda: A pesar de que se equivoque o que no lo haga como tú deseas. Esto les ayuda a percibir el error como algo positivo que nos ayuda a hacer las cosas bien.

Además, ayuda a desarrollar su percepción del logro y competencia. Sin embargo, no dejes que se enfrente solo a situaciones para las que no está preparado.

No compenses el error: Deja que lo vuelva a intentar. Invítalo a encontrar nuevas alternativas para resolver sus problemas. Acompáñalo, ofrécele apoyo y seguridad.

Si llora, puede tener un efecto positivo. Este es un paso para neutralizar la impotencia y prepararnos para el aprendizaje.

Dale el ejemplo: Los niños, aprenden sus actitudes a través del modelaje. Si percibes el error como algo negativo, se lo estás transmitiendo.

Es importante conocer nuestra forma de lidiar con el fracaso, la frustración y los errores para poder ayudar a nuestros hijos.

Enséñale a canalizar la frustración de manera positiva: Es necesario que sepa identificarla y encontrar la manera de disminuir la reacción agresiva que puede generar.

Puede ser desde técnicas como respirar profundamente, contar o realizar algún ejercicio físico.

Ten empatía: Conoce sus razones y sus emociones en ese momento. Hablar puede ayudar a aceptar el sentimiento de frustración y buscar cómo resolver el problema.

Puedes platicarle una situación que hayas vivido en tu infancia y hacerle saber que lo entiendes.

No seas persistente: Si no logra el resultado deseado, es válido que se frustre. Lo mejor es cambiar de actividad e intentarlo nuevamente cuando su estado de ánimo haya cambiado.

Ayúdalo si lo necesita: Es importante que nuestros hijos aprendan a pedir ayuda si la necesitan. Sin embargo, no es bueno darle más de la necesaria. A largo plazo les ayudará en el desarrollo de su personalidad.