Errores de comunicación que cometemos en nuestra relación

Ninguna de nosotras estamos exentas de cometer errores de comunicación en nuestra vida diaria. En el entorno laboral, familiar e incluso en nuestra vida en pareja.

En este último aspecto, existen 3 errores de comunicación que podemos evitar. Esto con el fin de no tener o enfrentar conflictos en nuestra relación.

Quejarnos de todo

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Para muchas parejas, es necesario compartirse absolutamente todo: pensamientos, temores, intuiciones, inquietudes. Sin embargo, muchas de estas resultan ser completamente innecesarias e improductivas, a pesar de robarnos nuestra tranquilidad.

Mortificarnos por pensamientos que no nos llevan a nada, es una tarea bastante inútil. Aunque es peor comunicarlo con los demás, ya que nos resta credibilidad, nos aíslan y distancian de las personas.

No hay problema en compartir algunos de nuestros pensamientos e inquietudes. El problema es hacerlo ininterrumpidamente. Sobre todo si nos quejamos demasiado ya que parece que nos empeñamos en hacer grande todo lo negativo que nos pasa.

En una relación, las quejas son grandes inhibidores del deseo y del amor. Compartir todas nuestras tensiones con nuestra pareja, no nos relaja sino que también tensa a esta. A las mujeres nos ocurre constantemente, ya que solemos verbalizar todo lo que nos pasa en mente.

Lo ideal es encontrar un equilibrio entre ambos, contarse las cosas importantes y desechar lo que puede ser estresante. Otro aspecto que puede perjudicar, son las amenazas constantes. Lo mejor es hacer una única advertencia en un momento crítico, lo que resulta más efectivo.

Hablar (de más) sobre nuestra vida sexual pasada

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Uno de los errores de comunicación más comunes es hablar sobre nuestra vida sexual pasada. Esto puede ser muy contraproducente si lo platicamos con nuestra pareja.

Resulta que, al momento de conocer a alguien, tendemos a querer mostrarnos absolutamente transparentes. Por lo que de vez en cuando, exponemos parte o toda nuestra vida sexual.

La gente suele encasillarnos o clasificarnos por alguna cosa extraordinaria que nos suceda en la intimidad. Si salimos con alguien menor, seremos asaltacunas; realizamos un trío, nos encantan; lo hacemos en el auto, somos exhibicionistas…

Por esto mismo, es mejor pensar dos veces antes de contar algo sobre nuestra vida sexual, sobre todo si es a nuestra pareja actual.

Y es que el problema no es que tú o tu pareja hayan hecho tal cosa en el pasado. Sino que, a pesar de que no tengamos algún problema con nuestro pasado, si escuchamos que nuestra pareja –o viceversa- lo ha hecho, lo vemos desde otra perspectiva. Esto puede dar paso a dudas, miedo o celos, lo que ocasiona conflictos en la pareja.

Otro aspecto, es hablar mucho –y quejarnos- de nuestras ex parejas. Esto puede hacer que nuestra pareja actual sienta que está pagando los platos rotos de nuestra relación pasada.

Es absolutamente normal hablar de nuestro pasado, pero debemos ser muy precavidas. Lo ideal es decir únicamente lo necesario y omitir algunos detalles que no afecten a nuestra pareja.

Sobre nuestra vida sexual, es importante contar episodios que tienen repercusión en nuestra conducta sexual y omitir asuntos que ya están enterrados y que no afectan a terceros.

En lo que respecta a las comparaciones, debemos evitarlas a toda costa.

Mentir en la intimidad

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Mujeres y hombres mentimos en la cama por igual. En ocasiones olvidamos que un “no me gusta/no quiero/no se me antoja” es mejor que decir sí aunque no queramos.

Casi siempre sentimos que nuestra necesidad de ser atentas se ve comprometida cuando algo no nos gusta. Por eso siempre optamos por decir una mentira piadosa. Esto no está mal si lo hacemos en contadas ocasiones, pero si es frecuente puede traer consecuencias.

El mentir, es dar señal de que no nos importa lo que sentimos y siente nuestra pareja. Por lo que si es algo frecuente, lo mejor es visitar a un especialista.

Esto ocurre también con fingir orgasmos. Ya que quien los finge, se engaña a sí misma y a su pareja, lo que hace que la relación se estanque. Es importante comunicar lo que sentimos y deseamos, pero lo ideal es hacerlo fuera del dormitorio.