Tener las uñas pintadas hace que nuestras manos luzcan mucho más, además resalta nuestra imagen, ya que este sutil detalle aporta un toque de glamour y mejora nuestra presentación.
Si eres de las que todo el tiempo trata de mantenerlas pintadas, frecuentas semanalmente el salón de belleza para hacerte la manicura o incluso utilizas uñas postizas la mayor parte del tiempo, déjanos decirte que el hacerlo tan frecuentemente no es de lo más conveniente.
A continuación, te explicaremos por qué. Y no, no te estamos diciendo que dejes de pintarte las uñas para siempre, sino que lo dejes de hacer tan frecuentemente.
Uñas pintadas sí, pero no siempre
Primero que nada, es importante tener en cuenta que la gran mayoría de los esmaltes de uñas contienen ciertas sustancias nocivas y químicas que pueden dañar la salud.
De hecho, el ftalato de dibutilo, el tolueno y el formaldehído, son las que más daños causan y son las que se encargan de la maleabilidad y pigmentación de tu esmalte.
Tono amarillento
Debes tener en cuenta que las uñas también tienen poros y por consiguiente necesitan mantenerse “al aire libre” de vez en cuando, ya que pintarlas constantemente hace que absorban la laca y por consiguiente, la uña comience a pigmentarse y adquiera un tono amarillento.
Recientemente se descubrió que muchos de los esmaltes que se venden en súper mercados y tiendas especializadas contienen una sustancia llamada fosfato de trifenilo que puede provocar desórdenes en el cuerpo, sobre todo sobrepeso. Además, puede afectar a nuestro sistema endocrino -encargado de regular las hormonas- y neurológico.
Existen muchísimos cuidados que no requieren aplicar constantemente esmalte y que harán que tengas unas uñas bonitas -y con su color natural-, así que tómalos en cuenta. Tus manos -y tu salud- te lo agradecerán.
