¿Sabías que nuestra anatomía puede afectar nuestros orgasmos?

Muchos consideran que para que un encuentro sexual se pueda decir que fue placentero, éste debió contar con un buen alcance de orgasmos. Sin embargo, el número de éstos depende de muchas cosas.

Una de ellas y que tal vez desconocías que puede afectar en gran medida el alcance de un orgasmo es nuestra anatomía.

Sí, de acuerdo a un nuevo estudio publicado en el Diario de Anatomía Clínica, se ha descubierto que algunas personas tienen más orgasmos que otras por culpa de su anatomía.

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¿Cómo afecta mi anatomía?

Ahora te contaremos cuáles son básicamente las diferencias que pueden afectar tus encuentros sexuales:

La ubicación

La posición del clítoris es importante, específicamente, entre más cerca esté del meato uretral (la parte externa de la uretra, cuando haces del baño), mayores son las probabilidades de tener un orgasmo durante el sexo.

El espacio ideal debe ser de 2.5 centímetros, pero claro no vamos a tomar una regla e ir midiendo. Lo que sí se puede hacer es que si existe dicha distancia, usarla a favor, es decir, estimularla más esa zona para lograr un mejor resultado.

Tu singularidad

El punto G, no está siempre en el mismo lugar en cada mujer. Es como un copo de nieve; todos parecen tener la misma forma, pero en realidad son muy diferentes unos de otros.

Y aunque tu pareja sea “un experto” debe aprender a buscar tu punto G y no asumir que estará en el mismo lugar que el de alguna ex pareja.

Las posiciones que realizas

Está comprobado que la mejor posición para tener una gran variedad de orgasmos, es el “misionero”.

Si a ti no te parece divertida, es momento de que empieces a cambiar de parecer pues ésta es la mejor para estimular las zonas erógenas más importantes.

Además, no tiene porque ser igual siempre, puedes usar tu creatividad y desarrollar nuevas formas de realizarla.

Performance Modelo II

Por supuesto, algunas de estas cosas no las podemos cambiar, aunque si podemos remediarlas y obtener buenos resultados. Y para ello es importante que estés lo más familiarizada posible con tus partes íntimas.

¡Quítate la pena! y habla con tu pareja para que te ayude a descubrir qué partes de tu cuerpo reaccionan mejor a los estímulos y cuales no tanto.

Notarás cómo podrán mejorar tus encuentros sexuales si identificas qué te hace “vibrar” y que no para poder trabajar más en ello.