Tenemos que admitirlo aunque nos duela; a los 30 años, nuestro estilo de vida ha cambiado y con eso, muchas reacciones que tiene nuestro cuerpo. Una de estas es la resaca a la que nos enfrentamos después de una noche de excesos.
La resaca tiene una duración media de nueve horas y tres cuartos habitualmente. Sin embargo, un estudio realizado por la Universidad de Keele, comprobó que cuando estás al final de los 20, las resacas duran diez horas y 24 minutos.
De hecho esto se da desde los 26, que es cuando comienza el envejecimiento según los expertos. Este a su vez varía según el estrés, nuestra condición física y la alimentación.
Es por eso que la edad no es lo único que influye para que suframos más la resaca que cuando teníamos 20 años.
El organismo de las personas que tienen una mejor condición física, elimina mejor el nivel tóxico del alcohol de nuestro cuerpo, gracias al trabajo muscular el organismo transforma el etanol en acetaldehído y por consiguiente, nos recuperamos mejor.
Por su parte, la falta de descanso afecta de manera considerable a tu recuperación de la resaca. Además el pasar menos tiempo al aire libre -o momentos fuera del trabajo-, puede afectarte igual. El estar al aire libre estimula la liberación de endorfinas que ayudan a que no te sientas agotada.
La memoria influye de manera considerable, ya que entre los 20 y los 30 perdemos alrededor de diez mil neuronas. Por eso mismo, los efectos del alcohol se perciben cognitivamente más con los años, pero también con los hábitos.
La pérdida de las neuronas es algo natural, está marcado por el reloj biológico y el alcohol y el tabaco aceleran la desaparición de estas. Es por eso que, durante una resaca a los 30 años, las lagunas mentales son mayores.
