Si algo ha afectado la vida y salud de muchas mujeres ha sido el constante problema con el peso. Donde en algunas culturas las han obligado a ser extremadamente delgadas o por el contrario, y todo ara cumplir con estándares de belleza o peor aún para tener un “futuro”.
En Mauritania, un país en el noroeste de África, las mujeres son forzadas a engordar para prepararse para el matrimonio. El ideal de este país, es completamente opuesto al de Occidente -donde se favorecen las figuras delgadas- pues aquí incluso las estrías son consideradas virtudes, y cuando más grande es una mujer, más sexy se le considera.
Esta tradición se originó hace siglos entre la tribu de los Moors, quienes consideraban que una mujer grande era símbolo de la riqueza de un hombre; es decir, que por sus riquezas, podía alimentarla generosamente.
Hoy en día, y a pesar de que en el pasado hubo esfuerzos por erradicar esta creencia por los peligros de la obesidad para la salud, lamentablemente se siguen llevando al cabo, gracias a el leblouh, que es una fuerte creencia que consiste en forzar a las niñas a comer en desmedida desde que tienen 5 años para preparar su cuerpo a la obesidad y así, al matrimonio.
Las mujeres mayores de la sociedad son las que se encargan de forzar a las más jóvenes, pues siguen con la creencia de que sólo se consigue marido si se tiene sobrepeso. Por ello existen granjas -la gran mayoría de estas se ubican en las zonas rurales- a las que las niñas son enviadas como si de un campamento se tratase.
Estando ahí, les obligan a comer grandes cantidades de leche de cabra y aceitoso cuscús (entre otras comidas calóricas) y aunque esto les lleve al vómito, les obligan a tragárselo, forzándolas a tener una dieta de más de 16,000 calorías al día.
Sin embargo, esa no es la peor de las prácticas pues las niñas que no acaban las comidas que les sirven son castigadas, con un método sumamente cruel, en el cual les retienen los dedos de los pies entre unos palos y, si no come, se aplica presión a los palos enviando oleadas de dolor a través de los pies de la niña, provocando que esta haga la voluntad de la mujer que la alimenta.
Los más triste de esto es que será difícil erradicar la cultura de alimentación forzada en Mauritania. Pues esto es algo que esta muy enraizado en las mentes y corazones de las madres mauritanas, particularmente en áreas remotas en donde las pobladores no educadas creen ciegamente en la tradición. Comento Lemrabott Brahim, un analista social de OJLPA, una organización local que combate la pobreza y el analfabetismo.
*Con información de MarieClaire.com.mx*