¿Cómo educar sin gritos? ‘Tips’ para mantener la calma

Ser una persona con poca paciencia puede llegar a ser un gran problema en todos los ámbitos (familiar, laboral y sentimental). Pero perder la calma muy rápido con tu hijo puede llegar a ser un tormento, y peor aún cuando el pequeño simplemente está haciendo lo que cualquier niño de su edad haría… jugar.

Una forma negativa de educar

Sucede que a veces confundimos una orden con la emisión de gritos y el aumento en nuestro tono de voz, pensando que de esta forma mostraremos autoridad y recalcaremos quién es la persona que manda, es decir, quien es la mamá y quién el hijo que debe de obedecer.

Aunque con esta práctica solo se demuestra lo equivocadas y poco pacientes que somos.

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Los gritos repercuten de manera negativa en los niños haciendo que éstos se vuelvan más nerviosos, retraídos, depresivos, etc.

Una mejor manera de llamarles la atención

Hay diferentes formas de poder educar a los hijos de una manera más tranquila y sin gritos. Ya que es una realidad que los niños no tienen la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo.

Pero hay algo que es muy cierto, los niños son muy inteligentes y si se les habla de la manera correcta, entienden.

A continuación, te daremos unos tips para poder lograr mantener un tono de voz adecuado, sensible y a la vez firme, para que puedan entender que se trata de una orden que se le está pidiendo para corregir alguna actitud o una falta:

• Sea lo que sea que haya hecho el niño, respira hondo y acércate a él.
• Al acercarte muéstrale lo que está haciendo malo o porque está mal lo que hizo.
• Explícale por qué no debe seguir haciéndolo.
• Pídele de favor que ya no lo vuelva a hacer.

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Al momento de que se esté haciéndole ver que está mal lo que hace, el niño puede adoptar una postura en la cual se sienta mal; esto no debería preocuparte es normal y hasta un poco positivo, ya que está dándose cuenta de lo que está mal y que está bien.

El amor, parte fundamental de la educación

Para amenizar el ambiente y que el niño no sienta que ya no lo quieren o que estás en una postura a la defensiva, abrázalo y dígale lo mucho que lo amas y lo importante que es tratar de no repetir dicha acción o actitud que causo el regaño.

A pesar de ser muy pequeño, es capaz de entender y de corregir sus errores, siempre y cuando tú  como madre -o padre- se lo hagas ver de una forma correcta y sin recurrir a los gritos y mucho menos a la violencia.

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Tratarlo con paciencia, hacerle ver de forma amable y calma su error y demostrarle que pese a todo lo sigues amando, no solo es una forma de educarlo mejor, también es una manera de acercarte a él. Y lo más importante con esto evitarás que él piense o exteriorice que no lo quieres.