Hipersexualidad, la realidad de la mal llamada “ninfomanía”

Por más sorprendente que parezca, según los estudios especializados una de cada 20 personas ha sido diagnosticada con hipersexualidad, de estos, el 85 % son hombres y el 165 % mujeres, ya que según expertos, tenemos menor inclinación hacia las relaciones sexuales sin que existan lazos afectivos.

¿Qué es la hipersexualidad?

La OMS describe la hipersexualidad como el impulso sexual excesivo, lo que significa un aumento en la actividad sexual de una persona y que tiene consecuencias sociales, emocionales y físicas.

La mal llamada ninfomanía, que es el termino clínico para la adicción al sexo, no es más que el desarrollo de hipersexualidad en la cual se deja de disfrutar los encuentros y se obsesiona con la cantidad de estos.

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¿Que influye para desarrollar la hipersexualidad?

Uno de los factores que influye mucho, en el desarrollo de la hipersexualidad actualmente, es el consumo de pornografía, así como el consumo de sitios de ligue, chats, webcams y apps de contactos, incluso las redes sociales.

Otros detonantes son el estrés, el bajo control de los impulsos y emociones y la baja tolerancia a la frustración.

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¿Quiénes pueden padecerla?

A grandes rasgos, las personas que tienen predisposición a padecer la hipersexualidad son quienes poseen características impulsivas, control deficiente, búsqueda excesiva de novedades y personas con tendencia al fracaso social. Debido a que es un asunto complejo, este perfil no es único.

La persona hipersexual sufre un sentimiento de culpa, remordimientos de conciencia, autorreproches y una escasa percepción de lo bueno y lo malo, incluso tiene tendencia a la depresión y es por eso que usan sus cuerpos y su sexualidad, para compensar todas esas necesidades.

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Efectos secundarios que provoca la hipersexualidad

Además de los daños emocionales, algunos de los efectos secundarios de mantener una actividad sexual compulsiva son: irritabilidad, náuseas, insomnio, ansiedad y lesiones físicas, principalmente en la zona genital.

Este padecimiento es posible curarlo si se trata como cualquier otra adicción.

Uno de los tratamientos más efectivos es la psicoterapia, que puede durar unos meses o incluso años, dependiendo de cómo el paciente desarrolle un vínculo del sexo y los sentimientos. Aunque el grado de recaída es alto, más del 50 % de los pacientes logran mantener el control de sus impulsos.

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