Hay una probabilidad muy grande de que ninguna persona desconozca la existencia de “Suicide Squad”, el filme de súper héroes más esperado del verano. Tampoco es noticia de que, a pesar de las altas expectativas que se tenían de la película, esta sea algo más que un fracaso -al menos, para la crítica-.
También es muy seguro que parte de nosotras únicamente conozcamos el filme porque nuestra pareja/hermano/amigo, no dejó de hablar de este durante todo el verano. Sin embargo, en “Suicide Squad” surge una problemática bastante grande en relación a las mujeres y es precisamente el protagónico femenino del filme interpretado por Margot Robbie: Harley Quinn.
¿Qué tiene de malo el personaje? Como la mayoría de los filmes veraniegos, “Suicide Squad” se convirtió en un fenómeno de masas y atrajo a un enorme séquito de admiradores muy poco contextualizados con el cómic original. Un porcentaje considerable son mujeres jóvenes que se sienten atraídas por Harley Quinn.
“Porque soy única y diferente” señalaban los memes en redes sociales que se mofaban de la situación. La realidad era que, estas mujeres tomaban ese discurso y lo aplicaban a sí mismas. El problema llega cuando se desconoce el trasfondo del personaje: una mujer con una imagen sexualizada, emocionalmente inestable, objetivada sexualmente y víctima de violencia de género por parte de su “gran amor”, el Joker.
Muchas veces en la cinematografía encontramos personajes femeninos que transmiten un discurso de empoderamiento para las nuevas generaciones, Hermoine en Harry Potter o Katniss en The Hunger Games, cuyo trasfondo es presentado a lo largo de los filmes en los que son presentadas. Todas ellas mujeres ejemplares que pueden ser tomadas como ejemplo a seguir.
El trasfondo Harley Quinn es un caso excepcional y bastante interesante de analizar ya que muchos factores influyen en la concepción del público. Si bien su origen data como modo de protesta contra la violencia machista, dato que se sabe entre los fans del cómic, gran parte de los espectadores no están al tanto del origen de dicho personaje.
Son muchos aspectos que se pueden abordar al respecto, comenzando por la imagen del personaje. En la versión del cómic, Harley aparece con un traje de arlequín bastante ceñido a su cuerpo, lo que le permite hacer uso de su sexualidad para llamar la atención de sus enemigos. En la película, va mucho más allá: el personaje viste unos shorts bastante cortos -que tuvieron que ser alargados digitalmente- y una blusa ceñida que realza los senos de la actriz.
Su relación con el Joker, lejos de lo que quisiéramos pensar, no es un romance intenso y pasional, sino una relación autodestructiva basada en las órdenes jerárquicas del patriarcado y, por consiguiente, Harley es quien juega el papel sumiso, además de poseer escasa autoestima al mostrarse emocionalmente dependiente al personaje masculino. No es una mujer poderosa, es una mujer doblegada ante un hombre que juega el papel de victimario y de “protector” a la vez.
Antes de convertirse en “antiheroína”, el personaje era una psiquiatra que obtuvo su reconocimiento a través de favores sexuales hacia profesores y empleadores. Se ve enfrentada al reto de tratar al Joker, con quien, tras una serie de abusos físicos y psicológicos desarrolla un vínculo afectivo que se convierte en “amor” a lo largo de la historia.
El personaje es manipulado en múltiples ocasiones en pro de los intereses del Joker, chantajes, maltratos psicológicos y físicos se convierten en el pan de cada día de la relación con un hombre que ni siquiera se preocupa por su existencia al grado de considerarla una amenaza que le impedirá llevar a cabo sus planes como villano principal de Ciudad Gótica, lugar donde se desarrolla su historia.
Su historia es el de una mujer que hace hasta lo imposible por conseguir la aprobación de su pareja, incluso si esto implica poner en riesgo su vida, a pesar de saber que tiene la mínima importancia hacia el Joker.
Es considerada un objeto, papel que tendrá durante todas y cada una de sus apariciones. Sin embargo, esta objetivación se ha salido de control ya que sus sellos característicos lejos de ser vistos por el público joven como el de una víctima del machismo, son considerados característicos propios de las generaciones más jóvenes.
Definitivamente Harley Quinn no es un personaje cualquiera, la psicología de este es tan complejo que probablemente pueda confundir al espectador. Su comportamiento no debe ser tomado a la ligera ni mucho menos reproducido ya que implica caer en la hipersexualización y en la violencia, no hacia los demás, sino hacia las mujeres en general.