A pesar de que el front row del desfile estuvo saturado de millenials, lo que realmente destacó del desfile de Dolce & Gabbana Primavera-Verano 2016 fue la inspiración tropical que dio origen a la colección.
“Tropico italiano” era la leyenda que se leía al final de la pasarela. Al inicio, un grupo de chicos y chicas del montón saltó a la pasarela vistiendo jeans desaliñados, camisetas holgadas y zapatillas de deporte gastadas, comenzaron a bailar y a moverse al ritmo de la música mientras las modelos lucían las prendas de la colección.
Parecía una continuación de aquella fiesta en Nápoles en julio pasado en la cual presentaron su colección Alta Moda. “Es pura diversión, ¡diversión, diversión!”, dijo Stefano Gabbana a la prensa.
En esta ocasión, se trasladaron a la Via Monte Napoleone en Milán para presentar el desfile y celebrar la apertura de su nueva tienda. Incluso hubo ópera que amenizó la noche para hacer sentir satisfecho al cliente más exigente.
“El punto de partida ya no es el outfit en sí mismo, es el deseo de contar nuestra historia de dos, revelar una emoción, una forma de vida. De esta manera, la gente ya no compra una prenda sino un recuerdo, un amor, un momento especial, ADN”, declararon los diseñadores a la prensa.
Si bien la colección no ofrecía nada novedoso -las últimas colecciones de la firma apuestan por seguir la misma línea aunque con una temática diferente- los espectadores y periodistas se la pasaron de lujo en el desfile. Y qué decir de las modelos y bailarines.
Predominaron las chaquetas que llevaban bordados en lentejuelas, tops ajustados con vaqueros ceñidos al muslo y estampados que contenían toda la esencia del sur de Italia: desde rosas encendidas hasta girasoles gigantes, tomates brillantes, peces, platos de espagueti y siluetas de melón, así como los estampados religiosos y dorados ya habituales en sus diseños.
