El legado de Diana de Gales, una princesa que marcó la diferencia

El mito de Diana de Gales comenzó desde el momento de su muerte en el túnel del Alma de París hace 18 años.

Su vida pudo haber salido de la mente de algún director de cine que planeaba un gran película: la boda con un príncipe llamado a reinar, infidelidad, celos, su papel de madre abandonada, el rechazo de la Familia Real, su transformación a icono de moda, sus labores altruistas y un trágico final al accidentarse mientras huía de los paparazzi.

La muerte de Diana

Su muerte estuvo envuelta en la polémica: su padre aseguró que se trató de un homicidio, llegando al grado de acusar a la Realeza Británica. Fue un proceso de más de seis meses en el que declararon más de 200 personas y que al final fue desechado.

Desde ese entonces, descansa en el parque de Althorp House, propiedad de la familia Spencer, el lugar donde creció.

Allí, su hermano Charles mandó construir una capilla en el que depositarían sus restos. De hecho fue este quien lucró con su tumba (cada año, recibe miles de visitantes dispuestos a pagar los 20 euros que cobran por entrar, ya sea por curiosidad o admiración).

Diana y la moda

Además de aparecer constantemente en diarios y revistas, fue una “celebridad” habitual en las páginas y portadas de revistas como Vogue y Vanity Fair, por mencionar algunas.

Tenía cierto amor a la moda, ya que sus atuendos y estilo demostraban además de elegancia, vanguardismo y originalidad. Como es bien sabido, fue pionera de muchas tendencias actuales, sin embargo, algunos atuendos trascendieron.

Una de las piezas más icónicas, el vestido de novia que utilizó la princesa el día de su boda: un diseño de David y Elizabeth Emanuel con un estilo victoriano bordado a mano con más de 10 mil lentejuelas y perlas, que además tenía la cola más larga de todos los trajes de novia de las bodas reales.

En cuanto a marcas, Versace se convirtió en uno de sus diseñadores de cabecera, el cual con sus creaciones mostró una nueva faceta de Diana tras su separación. Fue precisamente ella quien introdujo el gusto por la moda entre las mujeres de la realeza.

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Su lado altruista

Para la segunda mitad de la década de 1980, Diana se hizo popular por su respaldo a causas humanitarias, entre ellas, la ayuda que brindó a las poblaciones más pobres en África de la mano de personalidades como Nelson Mandela y la madre Teresa de Calcuta.

Como princesa de Gales, tuvo un papel muy activo en sus labores altruistas, ya que se involucró con diversas causas, entre las que se encontraban los portadores de VIH/SIDA, drogadictos, ancianos, leprosos y niños con problemas de salud.

De hecho, su último compromiso de esa índole tuvo que ver con la erradicación de las minas antipersona.

Días antes de su muerte, viajó a Bosnia junto con la Red de Sobrevivientes de campos minados y su participación determinó varias acciones en contra del uso de este tipo de armamento. De hecho, la campaña para la prohibición de estas, obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1997.

Un ejemplo para su hijos

Su labor humanitaria, que hizo que se ganara el corazón de su pueblo, ha continuado en manos de sus hijos.

Ellos se han encargado de hacer exposiciones en las que se aprecian más de 500 trajes de noche que había en su guardarropa hasta el momento de su muerte. Algunos de ellos han sido subastados para la beneficencia.

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